Diagnóstico de las enfermedades testiculares

diagnóstico enfermedades testiculares

¿Sospechas que puedes tener una enfermedad de los testículos? Entonces, tu siguiente paso debe ser consultar a un médico especialista en urología para obtener un diagnóstico preciso de las enfermedades testiculares. 

Veamos, ahora, cuáles son algunas de las técnicas más habituales para determinar si un paciente tiene una afección testicular.

Examen físico

El primer método que suele utilizar todo especialista cuando recibe a un paciente es el examen físico. Gracias a este procedimiento, el médico podrá detectar rápidamente anomalías como bultos o infecciones, identificar posibles complicaciones y determinar qué otros análisis deben realizarse.

Por lo general, un examen físico incluye las siguientes etapas:

  • Entrevista. El especialista recolecta información sobre los síntomas que se presentan y los antecedentes médicos del paciente. También registra sus antecedentes familiares de enfermedades en los testículos (por ejemplo, si su hermano tuvo cáncer testicular) y su historial de infecciones o lesiones. 
  • Inspección visual. El médico busca signos externos de la enfermedad, como cambios en la coloración del escroto, lesiones o hinchazón.
  • Palpación del escroto. Se realiza con suavidad, en ambos testículos. Sirve para analizar la forma, textura, firmeza y tamaño de los testículos. También, se utiliza para detectar bultos o endurecimientos.
  • Palpación del epidídimo y del cordón espermático. Esto permite que el profesional evalúe si hay anomalías o inflamación en la zona superior de los testículos.
  • Transiluminación. Si se detecta un bulto, iluminar el escroto ayuda a distinguir entre quistes llenos de fluido (como en el caso del hidrocele) o sólidos (potenciales tumores).
  • Examen del reflejo cremastérico. Sirve para controlar el funcionamiento de los nervios y diagnosticar, entre otras cosas, la torsión testicular. Se realiza frotando la parte interna del muslo. Si el testículo no asciende hasta el abdomen, puede haber una torsión.
  • Evaluación del dolor. Implica localizar la fuente del dolor, si el paciente dice estar dolorido. Es crucial cuando se llega a la consulta por una emergencia.

Pruebas de imagen (ultrasonido, tomografía)

Para conseguir información y datos más precisos sobre cierta afección, el especialista en urología puede pedir pruebas complementarias. Estas pueden ser tanto ultrasonidos como, para casos concretos, tomografías.

Los ultrasonidos o ecografías testiculares generan imágenes en tiempo real, utilizando ondas sonoras de alta frecuencia, una sonda o transductor y gel conductor. Es un método seguro y completamente indoloro, que suele durar 15-30 minutos. Se implementa, principalmente, para:

  • Precisar si un bulto es un quiste sólido o un hidrocele.
  • Encontrar varicocele y establecer otras posibles causas de infertilidad.
  • Diagnosticar causas de dolor e hinchazón en los testículos, por ejemplo, una torsión.
  • Evaluar los efectos de un traumatismo en la zona escrotal.
  • Ubicar testículos no descendidos, en casos de criptorquidia.

Por otro lado, la tomografía testicular suele utilizarse con pacientes que presentan cáncer testicular, para determinar qué tan avanzado está el tumor y si hay metástasis. Es decir, si el cáncer se expandió a otras zonas del cuerpo. 

Como funciona con radiación, se la prefiere casi exclusivamente para este tipo de casos, donde hace falta tener una mejor visualización de los órganos y estructuras internas. Para obtener imágenes más detalladas todavía, en ocasiones, las tomografías pueden incorporar medios de contraste que se administra por vía intravenosa. 

En este tipo de estudios, el paciente se recuesta en una camilla. Esta se moverá a través de un anillo, donde está el escáner que realizará la tomografía. El anillo gira, tomando imágenes del cuerpo del paciente desde distintos ángulos. La duración del proceso puede variar entre 10 y 30 minutos.

Gracias a las pruebas de imágenes, es posible diferenciar patologías y realizar un seguimiento de enfermedades como el cáncer. Esto permite alcanzar diagnósticos más certeros y diseñar, en consecuencia, tratamientos específicos.

Diagnostico de enfermedades testiculares a partir de un análisis de sangre

Otro estudio complementario son los análisis de sangre. Gracias a ellos, es posible diagnosticar de manera precisa enfermedades diversas. Por ejemplo, permiten establecer si el paciente presenta:

  • Niveles anormales de hormonas sexuales, como testosterona, LH (hormona luteinizante) y FSH (hormona foliculoestimulante). Con esto, es posible determinar qué tan bien funcionan los testículos y si hay problemas de infertilidad.
  • Infecciones más o menos graves. Esto se determina a través del conteo de glóbulos blancos o por marcadores de inflamación, como la PCR (proteína C-reactiva) y la VSG (velocidad de sedimentación globular). 
  • Marcadores tumorales específicos, es decir, proteínas que se presentan en cantidades elevadas cuando hay un tumor testicular. Particularmente, se analizan los niveles de AFP (alfa-fetoproteína), β-hCG (gonadotropina coriónica humana beta) y LDH (deshidrogenasa láctica).

Biopsia (en casos específicos)

Las biopsias pueden utilizarse para realizar diagnósticos en casos de:

  • Infertilidad masculina
  • Cáncer testicular
  • Enfermedades infecciosas que no responden al tratamiento habitual
  • Quistes y nódulos

Cuando los estudios de sangre, semen o de imágenes no son concluyentes, el especialista en urología realiza una biopsia para establecer un diagnóstico concreto. En este procedimiento se extrae un pedacito de la masa de células y se la analiza con un microscopio. 

Hay tres tipos de biopsia testicular. Estos son:

  • Biopsia con aguja fina o FNA (Fine Needle Aspiration). La cantidad de células que se extrae con este estudio es algo limitada. Esto la hace menos precisa que otras biopsias, pero ideal para análisis rápidos. No requiere una incisión y solo se utiliza anestesia local, ya que se realiza insertando una aguja muy fina en el testículo. Con ella, se recuperan las células que se analizarán.
  • Biopsia con aguja gruesa (Core Biopsy). Su procedimiento es similar al de la FNA, pero utiliza una aguja más gruesa. En consecuencia, se tiene una muestra más grande de tejido, lo que permite alcanzar resultados bastante precisos. Se realiza, también, con anestesia local, aunque puede incorporar técnicas de punción guiadas por imágenes.
  • Biopsia abierta o quirúrgica. En este tipo de biopsia se realiza una incisión para tomar una muestra de tejido testicular. Para esto, se utiliza anestesia local o general. Ofrece resultados altamente precisos, para diagnósticos de cáncer y de infertilidad. Cuando se la realiza correctamente, el riesgo de diseminar células cancerígenas es menor que con los otros tipos de biopsias. 

Tratamiento de las afecciones testiculares

En la mayoría de los casos, las enfermedades de los testículos tienen altas tasas de recuperación. Sin embargo, para lograrlo es necesario, por un lado, diagnosticar la afección a tiempo y, por el otro, seguir un tratamiento adecuado.

Tu médico urólogo de confianza te asesorará sobre el tipo de tratamiento que deberás implementar si tienes una enfermedad de los testículos. De todas formas, para que puedas hacerte una idea de qué esperar, veamos algunos de los tratamientos más comunes.

Medicamentos

Para tratar infecciones, enfermedades que no necesitan una intervención quirúrgica inmediata  o, directamente, manejar los síntomas de la afección, suelen utilizarse medicamentos.

La orquitis y la epididimitis, por ejemplo, se tratan con antibióticos específicos para el tipo de infección que las causó. Para reducir el dolor y la inflamación, tanto en estas enfermedades como en casos de traumatismo leve, lo habitual es recetar antiinflamatorios no esteroides, como el Ibuprofeno. 

Cirugía

Aquellos casos donde los medicamentos no alcanzan a disminuir los síntomas de enfermedad testicular, o los diagnósticos más urgentes, como la torsión testicular o los tumores, tienden a tratarse con cirugías.

Este tipo de enfermedades de los testículos se solucionan, por lo general, mediante tres tipos de cirugía:

  • Cirugía para torsión testicular. En esta cirugía se lleva a cabo una “detorsión”. Es decir, el cirujano especializado en urología desenrolla el testículo para restaurar el flujo sanguíneo. Si la cirugía se realizó cuando el daño ya era irreversible, es probable que se elimine el testículo mediante una orquiectomía.
  • Orquiectomía. Suele ser el primer método que se implementa como tratamiento del cáncer testicular. Consiste en eliminar el tumor maligno, extirpando uno o ambos testículos. Dependiendo del tipo de cáncer, puede exigir que después se realicen sesiones de radio o quimioterapia.
  • Cirugía de varicocele o hidrocele. El varicocele se trata, cuando genera infertilidad o dolor constante, ligando o cortando las venas afectadas. Esto se conoce como “varicocelectomía”. Por su parte, para tratar el hidrocele primero se drena el líquido contenido en el saco y, luego, se lo extirpa.

Terapias específicas según la enfermedad

Como hemos visto, de acuerdo con el tipo de afección que se padezca, cambiará el tratamiento a aplicar. Así, algunas enfermedades de los testículos como las que hemos detallado más arriba requieren los siguientes tratamientos:

  • Cáncer testicular: En la mayoría de los casos, se comienza extirpando el tumor. Dependiendo del tipo de cáncer, el tratamiento sigue con sesiones de radioterapia (para seminomas), de quimioterapia (para casos avanzados o de metástasis) o, simplemente, con una observación. 
  • Varicocele: Existen dos tratamientos para el varicocele. Por un lado, la embolización, que es mínimamente invasiva y consiste en bloquear el flujo de sangre hacia la várice. Por el otro, la cirugía, laparoscópica o abierta, para ligar las venas dilatadas.
  • Hidrocele: Si no se tienen síntomas graves, es normal solo realizar un seguimiento, sin intervenciones. Cuando produce molestias, se puede drenar el líquido del saco, o bien drenarlo y, luego, reparar la bolsa escrotal.
  • Epididimitis: Pueden aplicarse compresas frías para reducir la inflamación. Otra opción es elevar el escroto y hacer reposo. También, pueden tomarse analgésicos y antiinflamatorios. En casos de infección bacteriana, se recetan antibióticos.
  • Orquitis: Se recomienda realizar reposo y, de ser necesario, terapia de soporte. Para manejar sus síntomas (dolor e inflamación) suelen recetarse analgésicos y antiinflamatorios. La infección se trata con antibióticos, cuando es bacteriana.
  • Quiste epidídimo: Siempre y cuando no presente síntomas como hinchazón o dolor, puede quedar en observación, sin intervenciones. Si causa molestias, se los puede extirpar con una cirugía (espermatocelectomía).
  • Torsión testicular: En ciertos casos, es posible realizar una detorsión manual. Sin embargo, para que la torsión no vuelva a producirse, debe realizarse una cirugía donde, además de enderezar el cordón espermático, se fijan los testículos al escroto.

Prevención de enfermedades de los testículos

Como ya mencionamos, la prevención y el diagnóstico temprano son cruciales para recuperarse exitosamente de una enfermedad de los testículos. Por eso, te compartiremos algunas prácticas recomendadas que pueden ayudarte a mantener tu salud testicular.

Autoexamen testicular regular

Para no dejar que un quiste o bulto aparezca de sorpresa en tu próxima visita al urólogo, lo mejor es que controles constantemente el estado de tus testículos. 

El mejor momento para realizar un autoexamen testicular es durante o después de una ducha caliente: el calor relajará el escroto y será más fácil detectar anomalías. Comienza buscando inflamaciones en la piel del escroto. Luego, palpa con suavidad hasta encontrar un testículo.

Estabiliza el testiculo con la mano que te quede más cómodo. Con la otra, palpa toda su superficie con firmeza, sin excederte en la fuerza que aplicas. El testículo deberá tener forma ovalada y sentirse suave, pero no demasiado blando. Repite el procedimiento con el otro testículo. No te preocupes si es ligeramente más grande o chico que el otro: esto es normal.

Si, con el tiempo, notas cambios en un testículo o algún tipo de protuberancia anormal, lo mejor es que consultes con un médico urólogo de inmediato. También, saca un turno en con un profesional si: 

  • No consigues localizar un testículo.
  • Presentas dolor o hinchazón en el escroto.
  • Experimentas un dolor testicular súbito que dura más de 4 minutos.
  • Observas una acumulación de venillas sobre el testículo.

Hábitos de vida saludables

Uno de los grandes determinantes de nuestra salud son los hábitos de vida que seguimos. Por eso, para evitar desarrollar enfermedades de los testículos, te recomendamos:

  • Mantener una buena higiene personal. Lavar tus genitales a diario con agua tibia y jabón suave disminuye el riesgo de contraer infecciones. La humedad favorece el desarrollo de bacterias, por lo que también es importante secar bien la zona después de ducharse.
  • No fumar. El cigarrillo está asociado con una baja calidad de esperma (lo que afecta a la salud reproductiva) y a un riesgo elevado de cáncer testicular. 
  • Ejercitarse regularmente. Esto optimiza la circulación, reduciendo el riesgo de sufrir varicocele y mejorando, de manera general, la salud testicular. El mínimo de ejercicio recomendado es de 75 minutos semanales de actividad intensa, o 150 minutos a la semana de actividad moderada. Si se tiene predisposición a la torsión testicular, tomar las precauciones necesarias.
  • Usar protección. Esto vale tanto para las relaciones sexuales (para evitar infecciones de transmisión sexual) como para los deportes de contacto o de alto riesgo (para evitar traumatismos). En estos casos, el uso adecuado de preservativos (externos o internos) y del equipo de protección indicado para cada deporte es imprescindible.
  • Mantener un peso saludable. La forma correcta de lograrlo es a través del control de porciones y de la ingesta de alimentos saludables. Para una dieta que se adecúe a tus necesidades energéticas y a tus metas, consulta con un nutricionista que pueda asesorarte correctamente. De esta forma, reducirás el riesgo de desarrollar enfermedades circulatorias, metabólicas y problemas hormonales.
  • Evita exponerte a toxinas. Estar en contacto con pesticidas, productos químicos o radiación, durante períodos prolongados, aumenta el riesgo de desarrollar cáncer testicular. Si tu trabajo te exige exponerte a esas sustancias, nunca dejes de usar el equipo de protección adecuado. En el hogar, disminuye el uso de productos químicos.

Protección contra lesiones

Los testículos son órganos extremadamente sensibles. Dado que no cuentan con más protección natural que la piel y que las consecuencias de un traumatismo o lesión pueden ser severas, es crucial protegerse contra ellas. Para hacerlo adecuadamente, es necesario:

  • Tener precaución al realizar actividades que tengan un riesgo de impacto o de caída. Por ejemplo, el ciclismo, el trabajo con maquinaria pesada o el motocross. 
  • También es importante evitar movimientos y posturas que puedan aplastar accidentalmente los testículos al sentarse o moverse.
  • Usar protectores genitales en deportes de contacto. Deben estar bien ajustados, para proteger correctamente contra golpes directos. 

Visitas regulares al urólogo

Un último factor que hace a la prevención de enfermedades de los testículos es realizar controles constantes, no solo en caso de emergencia, con un especialista en urología. La frecuencia con la que debes programar una consulta cambia según tu edad y tus antecedentes. 

Por ejemplo, los jóvenes de 15 a 35 años deben visitar al urólogo al menos una vez al año. Esto se debe a que son más propensos a desarrollar cáncer de testículo. Cuando se tienen de 36 a 50 años, basta con sacar un turno en el urólogo cada 1 o 2 años. 

Sin embargo, a partir de los 50 es recomendable hacerse controles nuevamente una vez al año. Más seguido, incluso, si se tienen antecedentes familiares de cáncer testicular u otros problemas de salud. Si ya se tuvieron enfermedades de los testículos, el urólogo dará su propia recomendación sobre la frecuencia que deben tener tus visitas.

Cuándo consultar a un urólogo

Más allá de las consultas regulares, es crucial que, ante síntomas claros de enfermedad testicular, no dejes de buscar atención médica urgente. Después de todo, cosas que parecen no ser tan graves, como una leve hinchazón, pueden esconder un cáncer testicular. Y no vale la pena jugarse la vida por pensar que una protuberancia blanda es, necesariamente, benigna.

Síntomas que requieren atención inmediata

Hay enfermedades de los testículos, para las que cada minuto cuenta. Por eso, es importante que no pierdas tiempo en recurrir a un médico si experimentas:

  • Dolor intenso y repentino en los testículos. Especialmente, si viene acompañado de náuseas y vómitos o fiebre. Suele ser una señal de torsión testicular. 
  • Hinchazón rápida. Puede indicar traumatismos, infecciones o cáncer testicular. Sus causas deben determinarse lo antes posible.
  • Cambios de textura. Como endurecimientos, nódulos e irregularidades. Lo mismo, si aparecen bultos o protuberancias en el escroto.
  • Secreciones anormales. En particular, cuando se siente, también, algo de dolor, son un síntoma de infecciones de transmisión sexual o del tracto urinario. 
  • Pesadez repentina en el escroto. Puede ser un indicativo de torsión testicular.

Importancia de las revisiones periódicas

Pero no es recomendable esperar a tener síntomas graves, de repente, para agendar una cita en el urólogo. Realizar consultas frecuentes te permitirá contar con un conocimiento actualizado de tu estado de salud.

Si, además, tienes antecedentes de enfermedades testiculares, podrás hacer un seguimiento de ciertos factores de riesgo, para descubrir y tratar a tiempo cualquier anomalía. Asimismo, las revisiones constantes sirven para diagnosticar afecciones asintomáticas, como los varicocele subclínicos.

De manera general, se aconseja realizar, de manera periódica, los siguientes estudios:

  • Examen físico, llevado a cabo por un médico.
  • Análisis de sangre, para detectar marcadores tumorales.
  • Ultrasonidos, cuando se quieren controlar problemas “estructurales” del testículo, como tumores e hidroceles.

En el caso de que sea necesario realizar estudios adicionales (como una tomografía), el especialista en urología a quien hayas consultado te lo indicará.

Protege tu salud: Empieza por una consulta

Algunas de las enfermedades de los testículos más comunes son el cáncer testicular, epididimitis y orquitis, varicocele e hidrocele, el quiste epidídimo y la torsión testicular. Estas afecciones tienen ciertos síntomas en común (como la hinchazón y el dolor testicular). 

También, en ocasiones, comparten sus causas y presentan tratamientos similares (como sucede con la orquitis y la epididimitis). Pero algo que, indefectiblemente, es igual para todas ellas es que pueden prevenirse (o al menos se pueden prevenir sus consecuencia) si consultás regularmente a un urólogo de confianza.

¿Sospechas que puedes haber desarrollado una enfermedad testicular? ¿Te gustaría empezar a llevar un control de tu salud? No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Saca tu teléfono y agenda una cita con un médico especialista en urología en Ciudad de México

Si buscas un profesional con una extensa trayectoria, especializado en la detección y tratamiento de enfermedades urológicas, entonces ven a la clínica del Dr. Carlos Iván Basilio de Leo. El trato humano y la atención a medida, con soluciones personalizadas que incorporan las técnicas más innovadoras, son nuestras banderas. 

Queremos ayudarte a llevar una vida más sana. Comunícate con nosotros para coordinar tu próxima visita. ¿Hay algo más que quisieras saber? Cuéntanos tus dudas en los comentarios o completa el formulario al pie de la página.El camino a una mejor salud empieza con una consulta. ¡Agéndala!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

¿Le interesa agendar una consulta?

Si tiene dudas o inquietudes sobre su salud urológica complete el siguiente formulario o contácteme a través de mis redes sociales y / o correo electrónico:

T. 55 8000-7300 | Ext. 7063, 7014
T. 56-1995-2213 | T. 55-7360-3390
[email protected]